Descubrí,
que nunca terminas
de conocer a las personas,
que la verdad no existe,
que no hay honestidad
cuando queremos hacer daño,
que nos frustramos
cuando no logramos el objetivo.
Descubrí,
que un palabra
hiere mas que el olvido
y la profanación de tu mundo.
Aprendí,
a auto examinarme el alma,
a matar mis fantasmas,
a apaciguar mis demonios,
a mantenerme en calma
y a dejarte ser.
Aprendí,
a ser tan transparente
que incluso podrías reflejarte en mi,
por eso cuando soltaste tu ira
y me dijiste basura,
comprendí
que era a tu reflejo a quien le hablabas,
que no era a mi a quien odiabas,
sino al reflejo mismo de tu ser.
JC 11-11